Antologia poètica del "cartapaci" de Sant Pasqual

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Gozos en alabanza de Cristo como vigilante y amoroso pastor de las almas.

Llamando está a sus ovejas,

Jesús, Divino Pastor,

con silbos de amor las llama,

y, ¡ay Dios, qué fuerza de amor!


Jesús, dulce enamorado,

del alto cielo ha venido,

a ser Pastor del ganado,

que anda en el mundo perdido:

y como de amor herido

está el divino Pastor,

con silbos de amor las llama,

y, ¡ay Dios, qué fuerza de amor!


Ama tanto a su manada

y dale tanto cuidado,

que duerme sobre el ganado

porque no le falte nada;

en el campo y en la helada

está el divino Pastor,

con silbos de amor las llama,

y, ¡ay Dios, qué fuerza de amor!


Despedido del contento,

ocupado está en pensar

cómo podrá liberar

las ovejas del tormento;

suspiros de ciento en ciento,

por voces les da el Pastor,

con silbos de amor las llama

y, ¡ay Dios, qué fuerza de amor!

Manuscrito San Pascual.jpg


Canción al Santísimo Sacramento convidando a todos a recibirle

¿Quién come suplicaciones

que sin dinero se dan,

que es Dios debajo del pan?


Suplicaciones y tales,

¡quién no las come tal día,

que las amasó María

con sus manos virginales?

Coman todos los mortales

fruta con que vivirán,

que es Dios debajo de pan.


Es una fruta muy buena,

de gran sabor y consuelo,

que vino de allá del cielo,

y al mismo cielo nos lleva.

Esta suerte le dio a Eva,

ésta dio la vida a Adán,

que es Dios debajo de pan.


A la una y a las dos,

y también a la tercera.

¿Hay, señores, quien le quiera,

que da de balde Dios?

¡Sus! Todos lleguémonos

do las grandezas están,

que es Dios debajo del pan.



Soneto a San Pedro, Vicario de Cristo y cabeza de su Iglesia.

Riberas del mar, Jesús glorioso,

sus grandes pescadores va buscando;

y luego que a su Pedro halló pescando,

pescándole su amor le hizo dichoso.

Triste con pena estaba y doloroso,

la noche sin pescar toda pasada;

mas luego que su alma fue pescada

no siente el mal pasado, de gozoso.

Sigue a su pescador, que le ha pescado,

que el cebo que le lleva no ha perdido,

y cuanto más le sigue, es más llamado:

Y Dios, que sin principio le conoce,

por Pescador del mundo le ha elegido.


Gozos en la festividad de San Juan Evangelista.

Ojos que han de contemplar

Águila de tanto vuelo,

súbanse, súbanse al cielo,

que del suelo no hay mirar.


En lugar alto y estrecho

pusiste, Águila, el nido,

cuando quedaste dormido

en aquel divino pecho,

tan seguro y sin recelo.

Ojos que os quieren hallar

súbanse, súbanse al cielo,

que del suelo no hay mirar.


Voláis por la alta sierra

de limpia virginidad,

sois para decir verdad

ángel que andáis por la tierra.

Tomasteis tan alto el vuelo

que, ojos que os quieran mirar

súbanse, súbanse al cielo,

que del suelo no hay mirar.'


Que si la Verdad os llama

Hijo de Madre de Dios,

¿qué podré decir de vos

con mi lengua torpe y llana.

Mas si para su consuelo

mis ojos quérranse alzar,

súbanse, súbanse al cielo,

que del suelo no hay mirar.


Ojos que han de contemplar

Águila de tanto vuelo,

súbanse, súbanse al cielo,

que del suelo no hay mirar.


Letrilla pidiendo a Jesús que se quede con el alma que lo recibe.

Dime Dios, ¿por qué te vas

de este corazón que quieres?

- Pecador, tú bien podrás

hacerme quedar si quieres.


Di, mi Dios, pues me creaste

y a redimirme viniste,

y en manjar de pan te diste

y en mi alma te hospedaste,

sé que no despedirás

quien a tu mesa pusieres.

- Pecador, tú bien podrás

hacerme quedar si quieres.


Mi Dios, pues voy pobrecillo

peregrinando cobarde,

queda conmigo, aunque tarde,

te he hospedado en mi castillo.

No te vayas, quitarás

de mí malos pareceres.

- Pecador, tú bien podrás

hacerme quedar si quieres.


No te vayas, luz y gloria,

quédate Señor conmigo,

para negociar contigo

mi sustento, mi victoria.

No te alejes, pues estás

do no cabes por quien eres.

- Pecador, tú bien podrás

hacerme quedar si quieres.


Pues que tú me das la mano,
Manuscrito San Pascual.jpg

con ti mi Dios lucharé,

hasta mancarme del pie,

que el amor frágil mundano

no me suelte, tenme más

cuando desmayar me vieres.

- Pecador, tú bien podrás

hacerme quedar si quieres.


Pan divino verdadero,

sácame señor de mí.

Recíbeme Dios en ti,

que en ti vivo y en mí muero.

No me dejes, pues me das

el haber de tus haberes.

- Pecador, tú bien podrás

hacerme quedar si quieres.