Antologia poètica del "cartapaci" de Sant Pasqual
Contingut
- 1 Gozos en alabanza de Cristo como vigilante y amoroso pastor de las almas.
- 2 Canción al Santísimo Sacramento convidando a todos a recibirle
- 3 Soneto a San Pedro, Vicario de Cristo y cabeza de su Iglesia.
- 4 Gozos en la festividad de San Juan Evangelista.
- 5 Letrilla pidiendo a Jesús que se quede con el alma que lo recibe.
Gozos en alabanza de Cristo como vigilante y amoroso pastor de las almas.
Llamando está a sus ovejas,
Jesús, Divino Pastor,
con silbos de amor las llama,
y, ¡ay Dios, qué fuerza de amor!
Jesús, dulce enamorado,
del alto cielo ha venido,
a ser Pastor del ganado,
que anda en el mundo perdido:
y como de amor herido
está el divino Pastor,
con silbos de amor las llama,
y, ¡ay Dios, qué fuerza de amor!
Ama tanto a su manada
y dale tanto cuidado,
que duerme sobre el ganado
porque no le falte nada;
en el campo y en la helada
está el divino Pastor,
con silbos de amor las llama,
y, ¡ay Dios, qué fuerza de amor!
Despedido del contento,
ocupado está en pensar
cómo podrá liberar
las ovejas del tormento;
suspiros de ciento en ciento,
por voces les da el Pastor,
con silbos de amor las llama
y, ¡ay Dios, qué fuerza de amor!
Canción al Santísimo Sacramento convidando a todos a recibirle
¿Quién come suplicaciones
que sin dinero se dan,
que es Dios debajo del pan?
Suplicaciones y tales,
¡quién no las come tal día,
que las amasó María
con sus manos virginales?
Coman todos los mortales
fruta con que vivirán,
que es Dios debajo de pan.
Es una fruta muy buena,
de gran sabor y consuelo,
que vino de allá del cielo,
y al mismo cielo nos lleva.
Esta suerte le dio a Eva,
ésta dio la vida a Adán,
que es Dios debajo de pan.
A la una y a las dos,
y también a la tercera.
¿Hay, señores, quien le quiera,
que da de balde Dios?
¡Sus! Todos lleguémonos
do las grandezas están,
que es Dios debajo del pan.
Soneto a San Pedro, Vicario de Cristo y cabeza de su Iglesia.
Riberas del mar, Jesús glorioso,
sus grandes pescadores va buscando;
y luego que a su Pedro halló pescando,
pescándole su amor le hizo dichoso.
Triste con pena estaba y doloroso,
la noche sin pescar toda pasada;
mas luego que su alma fue pescada
no siente el mal pasado, de gozoso.
Sigue a su pescador, que le ha pescado,
que el cebo que le lleva no ha perdido,
y cuanto más le sigue, es más llamado:
Y Dios, que sin principio le conoce,
por Pescador del mundo le ha elegido.
Gozos en la festividad de San Juan Evangelista.
Ojos que han de contemplar
Águila de tanto vuelo,
súbanse, súbanse al cielo,
que del suelo no hay mirar.
En lugar alto y estrecho
pusiste, Águila, el nido,
cuando quedaste dormido
en aquel divino pecho,
tan seguro y sin recelo.
Ojos que os quieren hallar
súbanse, súbanse al cielo,
que del suelo no hay mirar.
Voláis por la alta sierra
de limpia virginidad,
sois para decir verdad
ángel que andáis por la tierra.
Tomasteis tan alto el vuelo
que, ojos que os quieran mirar
súbanse, súbanse al cielo,
que del suelo no hay mirar.'
Que si la Verdad os llama
Hijo de Madre de Dios,
¿qué podré decir de vos
con mi lengua torpe y llana.
Mas si para su consuelo
mis ojos quérranse alzar,
súbanse, súbanse al cielo,
que del suelo no hay mirar.
Ojos que han de contemplar
Águila de tanto vuelo,
súbanse, súbanse al cielo,
que del suelo no hay mirar.
Letrilla pidiendo a Jesús que se quede con el alma que lo recibe.
Dime Dios, ¿por qué te vas
de este corazón que quieres?
- Pecador, tú bien podrás
hacerme quedar si quieres.
Di, mi Dios, pues me creaste
y a redimirme viniste,
y en manjar de pan te diste
y en mi alma te hospedaste,
sé que no despedirás
quien a tu mesa pusieres.
- Pecador, tú bien podrás
hacerme quedar si quieres.
Mi Dios, pues voy pobrecillo
peregrinando cobarde,
queda conmigo, aunque tarde,
te he hospedado en mi castillo.
No te vayas, quitarás
de mí malos pareceres.
- Pecador, tú bien podrás
hacerme quedar si quieres.
No te vayas, luz y gloria,
quédate Señor conmigo,
para negociar contigo
mi sustento, mi victoria.
No te alejes, pues estás
do no cabes por quien eres.
- Pecador, tú bien podrás
hacerme quedar si quieres.
con ti mi Dios lucharé,
hasta mancarme del pie,
que el amor frágil mundano
no me suelte, tenme más
cuando desmayar me vieres.
- Pecador, tú bien podrás
hacerme quedar si quieres.
Pan divino verdadero,
sácame señor de mí.
Recíbeme Dios en ti,
que en ti vivo y en mí muero.
No me dejes, pues me das
el haber de tus haberes.
- Pecador, tú bien podrás
hacerme quedar si quieres.